A pesar del poder de las Big Tech, incluido el poder político que se observa en sus inmensas operaciones de cabildeo, los últimos años han visto una reacción en contra de su dominio en todo el mundo.
En todo el mundo, cada vez hay más procesos regulatorios. La Unión Europea, por ejemplo, está discutiendo actualmente nuevas protecciones para los trabajadores de plataformas, incluida la garantía de que no sean incorrectamente designados como trabajadores independientes y el fortalecimiento de sus derechos frente a la gestión automatizada; y nuevos estándares para los productos de inteligencia artificial. Estas discusiones están en curso y no se puede prever cómo se resolverán, especialmente considerando la influencia del cabildeo corporativo.
Pero, si se aprueban, estas se sumarían al creciente número de normas en el bloque de la UE, desde la protección de datos personales hasta el aumento de la transparencia en los sistemas publicitarios y clasificación automática de contenido de las Big Tech, y la prevención de que estas empresas obliguen a los usuarios a aceptar sus términos y ofertas.
Estas normas sectoriales son necesarias pero no suficientes. Para frenar a las Big Tech, no será suficiente confiar en que obedezcan las reglas y normas. Tendremos que ir más allá y abordar el poder mismo de las Big Tech.
Curiosamente, las empresas de Big Tech finalmente están experimentando un escrutinio antimonopolio sobre su poder de mercado en Estados Unidos, la UE, India, el Reino Unido y en muchas otras jurisdicciones. Las llamadas para fortalecer las herramientas antimonopolio están aumentando, incluidas las demandas para detener la expansión constante de las Big Tech y la creación de efectos de red bloqueando sus fusiones y adquisiciones y haciendo cumplir la interoperabilidad (permitiendo a los usuarios abandonar un servicio pero seguir interactuando con él).
Pero también hay un número creciente de defensores de intervenciones antimonopolio más agresivas, incluida la fragmentación de estas empresas y la reversión de fusiones anteriores. Los partidarios argumentan que esto reducirá el control de las empresas sobre el mercado, limitará su poder e impacto sobre la vida de las personas y las hará más fáciles de regular.
Por supuesto, no habrá una solución mágica para resolver el problema de las Big Tech, pero hay signos de esperanza. Una combinación de medidas antimonopolio, haciendo que las empresas sean más pequeñas, y nuevas normas sectoriales sería un gran paso adelante. Esto debería ir acompañado de la comprensión de que algunas de las funciones que desempeñan las Big Tech son funciones públicas: nos conciernen a todos, y funcionan como infraestructura pública, como carreteras o escuelas. No es suficiente simplemente dejar estas funciones en manos de entidades corporativas; el estado y el público deben ser reintegrados en el ámbito digital.
Las Big Tech harán todo lo posible para detener estas reformas, aprovechando sus inmensos recursos y poder. Para contrarrestarlo, los activistas, periodistas, sindicalistas y tecnólogos tendrán que participar en las discusiones regulatorias, exigiendo y construyendo un nuevo Internet.
Notes
https://corporateeurope.org/en/2021/08/lobby-network-big-techs-web-influence-eu and https://www.citizen.org/news/big-tech-lobbying-and-campaign-spending-soars/ ↩︎
https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/ip_21_6605 ↩︎
https://digital-strategy.ec.europa.eu/en/library/proposal-regulation-laying-down-harmonised-rules-artificial-intelligence ↩︎
https://www.bitsoffreedom.nl/2022/10/13/8-new-rules-that-will-protect-you-from-online-platforms/ ↩︎
https://www.beuc.eu/press-releases/digital-markets-act-landmark-big-tech-regulation-agreed-boost-consumer-choice ↩︎

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